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miércoles, 24 de febrero de 2016

PREVENCIÓN DE MALOS HÁBITOS ORALES


Uso del chupete y el biberón

Desde el nacimiento el recién nacido presenta el reflejo de succión, con el que satisface sus necesidades nutritivas además de otras de carácter psicológico.

La necesidad de succión también está relacionada con el desarrollo de las estructuras orofaciales.

La lactancia es un factor imprescindible para el posterior desarrollo del lenguaje, alimentación y respiración, ya que si no se da una adecuada ejercitación del movimiento muscular puede disminuir la estimulación del crecimiento y la forma de las estructuras orofaciales.

El  periodo de lactancia es un proceso muy importante en los primeros meses de vida del bebé, pero pasado un tiempo, cuando la necesidad fisiológica de succionar desaparece, la succión no nutritiva (chupete/dedo) o nutritiva (biberón) pasa a convertirse en un hábito cada vez más difícil de eliminar. 

A veces, el ritmo del día a día no nos permite dedicar tiempo a aquello que parece un detalle sin importancia y prevenir en un futuro posibles consecuencias. El biberón puede resultarnos una vía fácil y cómoda para darle de comer al niño y el chupete un instrumento fantástico para calmarlo. Sin embargo, prolongar su uso más allá de la edad recomendada cuando el niño ya está preparado parainiciar la etapa de masticación y ha adquirido una cierta autonomía para alimentarse, puede ocasionar problemas relacionados con caries, malformaciones o maloclusiones dentales requiriendo ortodoncia, deglución atípica e incluso alteraciones en el desarrollo del lenguaje. 

Entre los riesgos del hábito del chupete destacan el fracaso de la lactancia materna, las malformaciones dentarias, la asociación con otitis aguda media de repetición, riesgo de accidentes, desarrollo de hipersensibilidad al látex, policaries, úlceras orales traumáticas o alteraciones del sueño. No existen datos suficientes que indiquen que se deba emplear o prohibir este hábito, pero sí se recomienda no iniciar su uso antes de los 15 días de vida, restringirlo a partir de los 8 meses y suprimirlo antes de los dos años.




Los problemas generales más frecuentes de la succión prolongada pueden ser:



-   Mordida abierta: en este tipo de maloclusión uno o más dientes no llegan al plano oclusal impidiendo el contacto entre dientes superiores e inferiores, normalmente a nivel de los incisivos. Es importante que la retirada del chupete no se sustituya por el dedo, ya que mientras el chupete puede desaparecer, el dedo es más difícil de erradicar.




-  Paladar ojival: es un paladar estrecho y abovedado en su parte central. En condiciones normales, la lengua se encuentra en íntimo contacto con el paladar ejerciendo una presión continua sobre el mismo y dándole su forma normal característica. Si por algún motivo (como en el caso de la succión prolongada) la lengua no está en contacto con el paladar, este se desarrolla de forma anómala, estrecho y abovedado. 

Mordida cruzada: en esta mordida se da una relación incorrecta del maxilar y la mandíbula entre sí donde los dientes superiores están por dentro de los inferiores y suele existir un estrechamiento del maxilar, dando lugar a un cruce entre arcadas. Los niños presentan dificultades para cortar de forma adecuada los alimentos, generando complicaciones funcionales, digestivas y estéticas. En muchos casos cambia su fisionomía.


- Interposición lingual: posición lingual que se adopta a ejercer la presión necesaria para succionar. La colocación de la lengua en reposo queda en una posición intermedia entre las arcadas dentarias y protuida hacia delante, además provoca una alteración de otras estructuras orofaciales necesitando la intervención de un logopeda especializado para llevar a cabo una adecuada reeducación.


El biberón se abandona cuando el niño ya es competente para beber en vaso normal o adaptado a él, alrededor del año de edad, pero para ello, necesita llevar a cabo un proceso de aprendizaje por parte de la familia y educadores. Se recomienda iniciar a los 6 meses del uso del vaso para fomentar la toma de líquidos y que su aprendizaje sea progresivo, así una vez que consiga un manejo óptimo estará preparado para retirar el biberón. Sobre el año de edad el niño es capaz de masticar diversidad de alimentos y de beber en vaso, por tanto el biberón es un instrumento que ya no ejerce la función principal para la alimentación y debe ser retirado. No se debe eliminar de forma brusca, es un proceso que requiere paciencia y afecto, ya que debemos cuidar el desarrollo emocional del niño, por tanto, se puede comenzar a retirar las tomas de forma gradual siendo el último, normalmente, el biberón de la noche con el que más se sienten reconfortados.



Evitar estos problemas depende de la familia, por lo que decir“adiós” al chupete y al biberón antes de los dos añospreviene en el niño posibles desequilibrios en las estructuras orofaciales del sistema estomatognático el cual comparte las funciones de la respiración, alimentación y habla.





Bibliografía

Barceló B. Terapia Miofuncional en Atención Temprana. Universidad Pontifica de Salamanca.

Barroso Espadero D. Chupetes y hábito de succión del pulgar. Orientaciones para informar a los padres. Pediatra. EAP “José Mª Álvarez”. Don Benito (Badajoz)

Facal M., Pérez A., Lagarón C. Chupetes ¿sí o no? ¿Es conveniente quela madre ofrezca el chupete a su bebe? La respuesta es... a veces. Ortodoncia Clínica 2003; 6(4):206-217

Martínez L., Díaz E.P., García S., Gaspà J. Uso del chupete: beneficios y riesgos. Unidad Integrada de Pediatría Hospital Sant Joan de Déu Hospital Clínic. Universidad de Barcelona.









Autora: Lorena Reverte Campos

Logopeda del CDIAT de Alicante, APSA


 

 


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